La historia de la humanidad es una historia de progreso.
Es la historia de personas que fueron capaces de superar las dificultades mediante el desarrollo de sus potencialidades, siempre en aras de la búsqueda de la felicidad, la prosperidad y bienestar material.
Gracias a esta incesante búsqueda, y al esfuerzo que ello conlleva, la humanidad, como conjunto de personas individuales, diversas y únicas, ha demostrado ser siempre capaz de superar y sobreponerse exitosamente a las innumerables dificultades que a lo largo del tiempo ha ido enfrentando.
Esta historia de éxito corroborada por la capacidad humana para crear bienestar, riqueza y prosperidad -allí donde antes solo reinaba la desgracia, la penuria y la escasez- ha sido posible hasta ahora gracias a que el ingenio y la libertad humana han sido regadas con las tres “Fuentes de la prosperidad”, que no son otras que el trabajo, el ahorro y la inversión.
Paradójicamente, hoy en día, el progreso social no está en peligro debido al agotamiento de la capacidad humana para utilizar dichas fuentes de la prosperidad en su provecho, sino a la creciente intervención de los poderes públicos, los cuales obstaculizan y reprimen la capacidad del ser humano para progresar en un entorno de crecimiento sostenible y armónico con su naturaleza de individuos libres y responsables.
Un mundo mejor propugna un sistema de relaciones sociales, institucionales y políticas que, garantizando los derechos de propiedad y la libertad individual, liberen las capacidades humanas de las restricciones normativas que cada vez más nos impiden alcanzar todo nuestro potencial y desarrollar nuestros proyectos de vida en armonía y libertad.
Un mundo mejor es una plataforma de activistas que pretenden liberar al individuo de las ataduras y corsés normativos que impiden el verdadero progreso social.