El pasado domingo tuvieron lugar, en varias zonas del sur de Madrid, una serie de manifestaciones en señal de protesta por las restricciones de movilidad decretadas por el Gobierno de la Comunidad. Dichas restricciones son la forma en que el Gabinete de Ayuso trata de rebajar la incidencia del virus entre los madrileños.
En su momento expresamos, en esta misma plataforma, nuestra opinión al respecto: los confinamientos no son la solución, porque solo logran lastrar aún más si cabe la economía; la salida a la crisis económica y sanitaria pasa por la realización de pruebas PCR masivas. No obstante, lo cierto es que la medida por la que ha apostado el Gobierno de Madrid tiene numerosos precedentes: 11 comunidades autónomas ya han decretado confinamientos selectivos de las zonas más damnificadas por la pandemia.
Las concentraciones en Madrid, para las que sí que no hay precedente alguno, fueron convocadas por asociaciones vecinales afines a Podemos, y apoyadas abiertamente por sus dirigentes. Aunque la selección de los distritos confinados responde, simple y llanamente, a la incidencia del virus – mayor, como es natural, en zonas de gran densidad de población y movilidad de la misma, Podemos ha aprovechado la ocasión para reivindicar el imaginario obsoleto de la lucha de clases. Según la formación morada, los confinamientos constituyen una forma de discriminación de las zonas obreras de la Comunidad, y son la expresión de la presunta aversión que las clases altas sienten desde antiguo por los desposeídos.
El discurso de Podemos vuelve a girar ahora hacia el guerracivilismo y el marxismo, y no es de extrañar. Con este movimiento, los de Iglesias tratan de recuperar el vínculo con aquellos que, en su día, propiciaron el asalto al Cielo. Un vínculo maltrecho, a la luz de la radical mejora de la calidad de vida de la pareja Iglesias-Montero, y su evidente renuncia a los principios y compromisos esenciales del Podemos – que podríamos resumir en no ser una persona de bien. La cúpula del partido y sus bases se hallan hoy más distanciadas que nunca, y la estrategia parece ser la vuelta a los orígenes; el problema es que este retorno de Podemos a las dialécticas y los imaginarios izquierdistas se está llevando a cabo a costa de la integridad de la ciudadanía.
Almeida tacha de "profundamente irresponsable" que se celebrase una concentración en la Puerta del Sol de Madrid contra la medidas impuestas por Ayuso https://t.co/AGRu11Yv2G
— Europa Press (@europapress) September 19, 2020
La promoción de las protestas del domingo por parte de Podemos se sitúa al nivel de la negligencia criminal, dadas las circunstancias sanitarias. No hay calificativos suficientes para la irresponsabilidad que constituyen concentraciones como las que se han visto en Madrid. Es intolerable que un partido de Gobierno ponga en juego la vida de los ciudadanos de este modo. Para hacer frente a una tal temeridad, exigimos la apertura de una comisión de investigación parlamentaria que depure las responsabilidades de Podemos por las manifestaciones del día 20.
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