En las últimas semanas han estado en boca de todos los nuevos delirios urbanísticos gestados por las mentes de la ingeniería social anti-individuo.
Las llamadas “Ciudades de 15 minutos” son uno de los puntos de la Agenda 2030, que resumidamente consiste en dividir las ciudades en sectores de no más de 15 minutos a pie o en bicicleta, e intentar forzar la existencia de todos los servicios básicos y de ocio en cada zona, para que el individuo llegue a un nivel de confort en el que no tenga el deseo ni la necesidad de salir de su sector.
El propósito de esto, en teoría, es “reducir las emisiones de carbono” ya que las personas prácticamente no saldrían en auto porque no lo necesitarían.
El problema es que para hacerlo posible se aplicarían una serie de restricciones legales sobre el uso de los automóviles, por lo que ya no sería un abandono por falta de necesidad de ese medio de transporte, sino forzado por la ley, que va a plantear un límite anual de salidas de tu barrio en auto tal y como lo planea el gobierno en Oxfordshire, en una de sus seis restricciones al tráfico, que son prohibitivas de los vehículos privados.
¿Te imaginas tener un límite de entradas y salidas de tu barrio? Volveremos a ser esclavos de la distancia como hace muchas décadas atrás, y nuestro libre albedrío quedará a merced del transporte público, dándole así poder sobre la libertad de tránsito a los gobiernos de cada ciudad.
¿Todo esto te suena a algo? A nosotros también. Este nuevo sistema le deja servida en bandeja a los gobernantes la posibilidad de encerrarnos en nuestras casas y prohibirnos cuanta actividad se les ocurra. En el largo plazo, no habrá prácticamente vehículos privados y tan solo con privarnos del servicio de transporte público nos estarán coartando la libertad de ir hacia donde nos dé la gana.
Todo esto va de la mano con la perversa Agenda 2030, donde no tienes nada, y no puedes hacer nada que no le plazca a la clase gobernante. Combinado con las medidas económicas que se impulsa en la misma agenda, y los planes referidos a la producción y consumo de alimentos que tienen entre manos y ya están impulsando en varios países, podemos hablar de que se trata lisa y llanamente de un sistema comunista, en el que no tienes derecho a la propiedad, a la libertad, y tu vida no vale más que lo que puedas producir.
No dejemos que la aparente comodidad que nos trae este formato urbano nos seduzca para caer en la trampa que los gobiernos con respaldo del Foro Económico Mundial tienen entre manos, y que gracias a la tecnología querrán vigilarnos a cada minuto.
Firma para mostrar tu rechazo a las ciudades de 15 minutos, y a la Agenda 2030 en general.
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